Un ambiente cargado de historia y tradición recorre todos los
rincones de Ávila. En estos días tan especiales, todo se llena de
sobriedad.
Son
numerosos los actos religiosos de la Semana Santa abulense que nos
sobrecogen el alma alrededor de la ciudad amurallada.
El golpe sordo de los tambores, el inalterable paso de los costaleros, el
silencio contenido. Iglesias,
palacios, casa solariegas, calles estrechas, se llenan de sentimiento
transmitiendo una vibración especial a todos los presentes.
Una historia llena de fe, que se hace corpórea en espectaculares Pasos
Procesionales de gran valor. El Cristo de la Ilusión, el Cristo de la
Agonía, Jesús de Medinaceli, Nuestra Señora de la Esperanza, la Virgen de
las Lágrimas... innumerables tallas del siglo XVI.
Obras inmortales de maestros escultores de la gran escuela castellana que
han sabido reflejar, en los gestos, toda la expresividad de tan sublimes
momentos.
Procesiones centenarias nos salen al paso en movimientos ondulantes, pero
siempre firmes. El Cristo de las Batallas, que con el fuego de sus antorchas
ilumina la madrugada del Jueves Santo. La "Borriquilla" del Domingo de
Ramos, inicio de la Semana de Pasión.
Un total de 15 procesiones que a lo largo de estos días recorren toda Ávila
sorprendiendo al visitante.
Y
el Domingo, la Resurrección. La emoción contenida da paso al júbilo
generalizado.
El esfuerzo de todo un pueblo y de la Junta de Semana Santa han hecho de la
Semana Santa abulense todo un acontecimiento para ver y sentir.